Carlos Slim le dijo a Calderón que no está dispuesto a destruir Telmex, durante una de las reuniones entre el gobierno federal y representantes de Telmex para definir la manera en que esta empresa podría comenzar a ofrecer servicios de televisión
Fue el año pasado cuando en Los Pinos se mencionaba la entrada del empresario más grande de México al negocio de la televisión.
Las exigencias del gobierno parecieron excesivas a Slim, quien dijo al presidente Felipe Calderón: "Díganme qué quieren. Si quieren que venda, está bien. Si quieren que nos dividamos en dos, tres partes, está bien". Y añadió: "Lo único que no haremos es destruir Telmex".
Así lo relato Lawrence Wright, periodista de la revista The New Yorker, que en su número de junio lo publica.
Wright habló con empresarios, familiares, periodistas, adversarios en los negocios y hasta con el ex presidente Carlos Salinas.
El periodista estadounidense menciona del encuentro al que fueron Slim y su equipo, incluyendo a su hijo Carlos Slim Domit, quien dirige Inbursa; su sobrino Héctor Slim, cabeza de Telmex; su yerno Danny Hajj, director de América Móvil, y su otro yerno, Arturo Elías, vocero del grupo.
Con Calderón, estaba el entonces secretario de Comunicaciones, Luis Téllez, su subsecretario Rafael del Villar (hoy comisionado de la Cofetel) y dos asesores.
Del Villar le dijo a Slim: "Vamos a permitirle entrar a la televisión, pero primero tenemos que acordar una serie de términos", los cuales incluían bajar las tarifas de interconexión, introduciendo costos de larga distancia, compartir la infraestructura de Telmex y eliminar la práctica de redondear los costos de una llamada al minuto siguiente.
De haber aceptado estas concesiones, las ganancias que hubieran perdido las empresas de Slim habrían sido superiores a todo el valor de la televisión en México.
Slim se defendió y argumentó que sus tarifas de interconexión eran competitivas con las de otros países (son las más caras del mundo), y que el enfoque de la apertura de la infraestructura de Telmex podría derivar en una caída en la inversión para actualización de los equipos, como ocurrió en Estados Unidos después de la separación de AT&T.
Según el periodista estadounidense, la discusión se prolongó durante dos horas y media y subió tanto de tono que el Presidente tuvo que pedir calma.
Wright cita a "tres participantes" para afirmar que Slim estaba tan enojado que amenazó con vender Telmex, versión que Slim negó.
La reunión terminó en un punto muerto, comenta el periodista de The New Yorker.
A pesar de la oposición del gobierno, televisa, los cableros, telefónica, Slim encontró rápidamente una manera para que Telmex ofreciera servicio de televisión a través de un acuerdo con un proveedor satelital (dish; integrada por Echostar Corporation, MVS y Telmex), ya que él no puede ofrecerlo directamente.
Fue el año pasado cuando en Los Pinos se mencionaba la entrada del empresario más grande de México al negocio de la televisión.
Las exigencias del gobierno parecieron excesivas a Slim, quien dijo al presidente Felipe Calderón: "Díganme qué quieren. Si quieren que venda, está bien. Si quieren que nos dividamos en dos, tres partes, está bien". Y añadió: "Lo único que no haremos es destruir Telmex".
Así lo relato Lawrence Wright, periodista de la revista The New Yorker, que en su número de junio lo publica.
Wright habló con empresarios, familiares, periodistas, adversarios en los negocios y hasta con el ex presidente Carlos Salinas.
El periodista estadounidense menciona del encuentro al que fueron Slim y su equipo, incluyendo a su hijo Carlos Slim Domit, quien dirige Inbursa; su sobrino Héctor Slim, cabeza de Telmex; su yerno Danny Hajj, director de América Móvil, y su otro yerno, Arturo Elías, vocero del grupo.
Con Calderón, estaba el entonces secretario de Comunicaciones, Luis Téllez, su subsecretario Rafael del Villar (hoy comisionado de la Cofetel) y dos asesores.
Del Villar le dijo a Slim: "Vamos a permitirle entrar a la televisión, pero primero tenemos que acordar una serie de términos", los cuales incluían bajar las tarifas de interconexión, introduciendo costos de larga distancia, compartir la infraestructura de Telmex y eliminar la práctica de redondear los costos de una llamada al minuto siguiente.
De haber aceptado estas concesiones, las ganancias que hubieran perdido las empresas de Slim habrían sido superiores a todo el valor de la televisión en México.
Slim se defendió y argumentó que sus tarifas de interconexión eran competitivas con las de otros países (son las más caras del mundo), y que el enfoque de la apertura de la infraestructura de Telmex podría derivar en una caída en la inversión para actualización de los equipos, como ocurrió en Estados Unidos después de la separación de AT&T.
Según el periodista estadounidense, la discusión se prolongó durante dos horas y media y subió tanto de tono que el Presidente tuvo que pedir calma.
Wright cita a "tres participantes" para afirmar que Slim estaba tan enojado que amenazó con vender Telmex, versión que Slim negó.
La reunión terminó en un punto muerto, comenta el periodista de The New Yorker.
A pesar de la oposición del gobierno, televisa, los cableros, telefónica, Slim encontró rápidamente una manera para que Telmex ofreciera servicio de televisión a través de un acuerdo con un proveedor satelital (dish; integrada por Echostar Corporation, MVS y Telmex), ya que él no puede ofrecerlo directamente.
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